La actuación del señor Alejandro Ordoñez en el ministerio público a través de hechos contundentes y nada aislados, sino en seguidillas, ya había achicado el marco de posibilidades de que este funcionario -militante del oscurantismo fanático en versión teísta y política-, fuera a garantizar el debido proceso al alcalde ante el pliego de cargo abierto en su contra como una sentencia rigurosa en derecho. Y efectivamente eso fue lo que se reconfirmó. Destitución con cada “perpetua en la perdida de los derechos políticos del alcalde Gustavo Petro Urrego.”
Pero ese inquisidor que usurpa el ministerio público calculó mal el impacto y las respuestas a su decisión. Seguro pensó que mataría varios pájaros con un solo peñón y, él se ratificaría en su imperio autocrático de eliminar a sus opuestos y seguir condonando o absolviendo a sus correligionarios que incluye a paramilitares y narco-políticos. Y eso pasaría al olvido pronto; eso penso. Y se equivocó de qué manera! Entendió mal el mensaje de G. Petro cuando éste en su condición de parlamentario votó por él en su aspiración a ocupar el cargo de Procurador general de la nación. Se ve lo poco que conocía el perfil político del hoy víctima. Pragmatismo, “ignorancia con inocentada” o magnanimidad de Petro para el momento de la primera elección del ciudadano A. Ordoñez a la Procuraduría, hacen que éste deje en evidencia su catadura irracional y temeraria intolerancia, revelándolo además como literalmente peligroso para la diferencia, el disenso y la paz, consustanciales a una democracia de verdad.
Y ya sobre la marcha de los acontecimientos derivados de la medida de destitución y muerte política del alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro, fundador del Progresismo (hoy devenido en Alianza Partido Verde por decisión libérrima de Progresistas y Verdes), las siguientes anotaciones:
-No quedan bien parados quienes, en ejercicio de su soberanía política, camuflan su sectarismo arguyendo lo tardío de la respuesta ciudadana en respaldo del alcalde destituido, deslegitimando ésta, como si la tardanza o pertinencia temporal lo definiera un acto administrativo o de simple voluntarismo. Y claro, sin lugar a dudas que la seguidilla de atropellos por parte A. Ordoñez, rebosó la copa de la indignación al consumarse la trama de tragedia de esta arremetida contra Gustavo Petro en atención a sus convicciones y obra de gobierno como alcalde de la Capital del país.
-La seguridad en claros criterios, entre los cuales se cuentan la confianza en el poder de la ciudadanía movilizada y, el uso lucido de la herramientas mismas que ofrece el Estado social de derecho en una democracia (aun con limitaciones en su desarrollo), asociada a una racionalidad que reivindica el poder constituyente y la comunicación con la gente para el logro del bienestar general (que contempla el respeto del otro), es fuerza cimentada en la razón capaz de reversar las arbitrariedades y fundar nuevas relaciones de equidad.
-El liderazgo fundado en la Profundización de la democracia, devolviéndole con ello la dignidad y categoría a la Política, haciendo transparente las decisiones de gobierno, estableciendo prioridades y cauterizando las averías cancerígenas de la corrupción, desarrollando lo público y su defensa para el bienestar común, por tanto poniendo a raya el negociado del interés particular y las formas monopólicas en que se amalgama favores a la clientela y latrocinios continuados, (fuente para la reproducción de las miseria, la servidumbre e ignorancia de las mayorías), es alternativa fresca y osada que ofrece la experiencia política y de gestión pública del mandato que en la Capital de la república preside el alcalde Gustavo Petro y su equipo de gobierno.
Arriesgar capital político, demostrando vocación de poder a través de actos de gobierno que hagan explicito la comunión entre ciudadanía y ejecución de un programa volcado a la gente sin miedo al poder mismo, y sin desmayar por intereses menores. He ahí, un activo, el mayor quizá de la gesta de gobierno de Gustavo Petro.
Y la movilización continúa! Y los timoratos de la democracia, que reducen ésta a disquisiciones abstractas y asépticas, no dejan de temblar y temer porque la normalidad está afectada por las manifestaciones diarias de los ciudadanos. (¡!)
Ramiro del Cristo Medina Pérez
Santiago de Tolú, diciembre 12 - 2013